domingo, 19 de junio de 2016

Los Regalos y yo o Yo y los regalos

Hola a tod@ mis fieles lector@s y seguidor@s.  Hoy os deleito con un nuevo post personal de esos que me salen de tanto en cuanto cuando tengo que expresar toda mi belleza interior.  Así pues hoy tenemos un post sobre los regalos.

Antes de nada he de confesar una cosa, me cuesta mucho hacer regalos.  No es porque sea tacaño sino porque me cuesta mucho encontrar el regalo idóneo para alguien en cuanto salimos del mundo friki.  A pesar de todo me gusta mucho hacer regalos y, trato de hacerlos cuando puedo.  En el aspecto de pensar soy bastante poco empático.  A mí me hacen ilusión tan pocos regalos, al menos en el momento de recibirlos, que me cuesta ponerme en el lugar del regalado.  Cuando hay que regalar bombones, juegos, flores, libros, comics, peluches y juguetes lo tengo todo controlado.  Cuando salgo de ahí la cosa se complica.

Como ya he comentado soy bastante especial para los regalos y pocos me hacen ilusión.  Antes no era así, pero ahora soy mayor (o al menos esa es la excusa que pongo).   He tenido regalos de todo tipo, aunque ahora tengo menos que antes (cosas de estar soltero).  Pero mirando hacía atrás, y descontando los autoregalos que me he hecho, sólo hay dos que me han llegado: un pelador de zurdos y un ebook.

Con el ebook, supongo que pensaréis, normal no es un mal regalo y da para muchas horas de entretenimiento.  Cierto, el que tengo me acompaña desde hace ya más de 6 años y de incontables horas de lectura.  Lamentablemente la batería está en las últimas y sólo puedo leer con el enchufado.  Aunque el placer de un buen libro sigue siendo algo que la tecnología no puede superar, el ebook ha sido un gran invento.
mira que soy malo sacando fotos...


El segundo es un pelador de zurdos.  El cutre sí, pues no. Grave error.  Aunque puede parecer una tontería es uno de los más útiles y a los que más cariño tengo.  Para pelar verdura es de lo mejor que me he encontrado.   No sabía cuan importante era para mí hasta que hace unos días se me traspapeló por la casa y tuve que usar otro.  Como no lo encontraba por ningún sitio, me compré otro igual.  Finalmente lo encontré ¡debajo del sofá! No me digáis como había llegado hasta allí. Así que ahora tengo dos.

El famoso pelapatatas

Y ahora llega el punto en el que me quedo bloqueado y ya no sé que más contar en el post, ni para qué he empezado a escribir.  Así pues…


Nos vemos en la próxima entrada y, ¡jugad mucho hasta entonces!

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