No existe zona habitada, incluso en la actualidad, donde no existan
leyendas, cuentos para asustar a los niños o historias de magia fantásticas y
maravillosas que nos hacen sentir escalofríos. Highdell no es distinto. Seguro
que conoces alguna de sus leyendas. Algo que se susurra tras las puertas,
mientras sus narradores y sus oyentes se santiguan a sus dioses. Cuéntanosla.
Siendo Highdell un pueblo / ciudad con origen rural algunas de sus
leyendas provienen de los tiempos en los que no era más que un pequeño
pueblucho. Una de las más populares es la del Carnero del
trueno. Según cuentan las historias hace ya muchos años un enorme
carnero, de más de 2 metros hasta la cruz que resoplaba azufre y poseedor de
enormes cuernos ardientes, aterrorizaba a los habitantes de la zona atacándoles
cuando cruzaban por los pasos de las montañas. Era, según se dice,
especialmente cruel y disfrutaba lanzando a sus víctimas las simas y barrancos,
que tan comunes son en las montañas, no sin antes haberles golpeado varias veces
con su cornamenta. Según las historias, el carnero se cobró cientos de
víctimas en los alrededores, pero de pronto desapareció y las víctimas fueron
cada vez más escasas. A pesar de todo su recuerdo quedó impreso en las historia
de Highdell
A día de hoy los avistamientos del Carnero del Trueno no son
infrecuentes y todo el mundo puede afirmar a menos de 3 relaciones de distancia
que es real. Siempre hay un primo de un vecino de un amigo (o el amigo
del vecino de un primo o el vecino del amigo del primo) que dice que lo ha
visto. Las atribuidas al Carnero tampoco son infrecuentes aunque no se
sabe con certeza cuantas se deben a fortuitos accidentes o a accidentes no tan
fortuitos.
El folklorista Elfo Athalmigel de Barandiaren, en sus “Crónicas de los
pueblos humanos del mundo, el origen de sus supersticiones” habla del Carnero
del Trueno en el capítulo 33 de su obra. En ella analiza la leyenda y la
reduce a un carnero excesivamente territorial durante su época de celo.
Nos vemos en la próxima entrada y, ¡jugad mucho hasta entonces!
No existe zona habitada, incluso en la actualidad, donde no existan
leyendas, cuentos para asustar a los niños o historias de magia fantásticas y
maravillosas que nos hacen sentir escalofríos. Highdell no es distinto. Seguro
que conoces alguna de sus leyendas. Algo que se susurra tras las puertas,
mientras sus narradores y sus oyentes se santiguan a sus dioses. Cuéntanosla.
Siendo Highdell un pueblo / ciudad con origen rural algunas de sus
leyendas provienen de los tiempos en los que no era más que un pequeño
pueblucho. Una de las más populares es la del Carnero del
trueno. Según cuentan las historias hace ya muchos años un enorme
carnero, de más de 2 metros hasta la cruz que resoplaba azufre y poseedor de
enormes cuernos ardientes, aterrorizaba a los habitantes de la zona atacándoles
cuando cruzaban por los pasos de las montañas. Era, según se dice,
especialmente cruel y disfrutaba lanzando a sus víctimas las simas y barrancos,
que tan comunes son en las montañas, no sin antes haberles golpeado varias veces
con su cornamenta. Según las historias, el carnero se cobró cientos de
víctimas en los alrededores, pero de pronto desapareció y las víctimas fueron
cada vez más escasas. A pesar de todo su recuerdo quedó impreso en las historia
de Highdell
A día de hoy los avistamientos del Carnero del Trueno no son
infrecuentes y todo el mundo puede afirmar a menos de 3 relaciones de distancia
que es real. Siempre hay un primo de un vecino de un amigo (o el amigo
del vecino de un primo o el vecino del amigo del primo) que dice que lo ha
visto. Las atribuidas al Carnero tampoco son infrecuentes aunque no se
sabe con certeza cuantas se deben a fortuitos accidentes o a accidentes no tan
fortuitos.
El folklorista Elfo Athalmigel de Barandiaren, en sus “Crónicas de los
pueblos humanos del mundo, el origen de sus supersticiones” habla del Carnero
del Trueno en el capítulo 33 de su obra. En ella analiza la leyenda y la
reduce a un carnero excesivamente territorial durante su época de celo.
Nos vemos en la próxima entrada y, ¡jugad mucho hasta entonces!
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